Artículo de “El Trabajador del Estado, edición especial diciembre 2022”
Pasaron 45 años desde la aparición de la Agrupación Nacional Unidad y Solidaridad en ATE, la que recuperó el sindicato en 1984, la misma que conduce hoy los destinos de lxs trabajadores del Estado.
Alguien dijo una vez que lo importante nace necesario y así sucedió en los orígenes de la agrupación sindical que surgió en 1977 como alternativa a una dirigencia de ATE que colaboraba con la última dictadura militar.
El por entonces secretario general, Juan Horvath, no solo había tenido la posibilidad de auto intervenir el sindicato a su gusto -y el de los milicos- sino que había blanqueado la dictadura en la Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT realizada en julio de 1976, apenas cuatro meses después del Golpe cívico-militar.
Los que resistían la barbarie, dentro y fuera de ATE, quisieron voltearlo en un congreso del gremio realizado en Córdoba en diciembre de ese año, pero fueron convencidos por la propuesta de un dirigente nacional, Héctor Quagliaro, de construir una agrupación sindical que lentamente horadara a esa conducción colaboracionista. Una propuesta novedosa en la historia de un sindicato que siempre había ido a elecciones con una sola lista, la Azul y blanca.
Tras muchos esfuerzos a lo largo de un año por unir voluntades, haciendo reuniones clandestinas, soportando expulsiones, amenazas y despidos y recorriendo las provincias y los sectores pregonando en voz baja la iniciativa, llegó el momento de juntarse para darle forma a la esperanza.
El lugar elegido fue la Casa Nazareth, en el porteño barrio de Balvanera, pegadita a la Iglesia de la Santa Cruz. Un espacio conseguido gracias a las relaciones que tenía con la iglesia uno de los integrantes de la agrupación que nacía: Carlos Custer, por entonces responsable de la Organización Regional del Cono Sur de la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT).
Allí fueron convocados representantes de ocho seccionales y del Consejo Directivo Central de ATE (no más de una veintena de compañeros) para dar forma a esa agrupación que soñaban.
Pero ninguno de ellos sabía que el día anterior, la dictadura había dado un zarpazo bestial-en ese mismo lugar- sobre el incipiente movimiento de familiares de detenidos-desaparecidos que buscaban averiguar el paradero de sus seres queridos.
Ese trágico jueves -con el genocida Alfredo Astiz a la cabeza- los represores secuestraron de la propia iglesia -y en posteriores redadas- a Azucena Villaflor (fundadora de Madres de Plaza de Mayo), a la monja francesa Alice Domon del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) y a otros ocho familiares de desaparecidos.
Cuenta la historia que un teólogo y militante político uruguayo, Methol Ferré, refugiado en la Casa Nazareth, les advirtió de lo sucedido el día anterior a los primeros que llegaron para fundar la agrupación y que estos no entendieron (o prefirieron no entender) el peligro que corrían.
Sea como sea, iniciaron las sesiones el sábado 10 de diciembre y antes de la noche emitieron un documento consensuado que comenzaba diciendo: “Un grupo importante de compañeros que componen las diversas Seccionales de ATE, impulsados por la inquietud ante la magnitud de situaciones estructurales y económicas por la que atraviesan todos los trabajadores, han decidido autoconvocarse para analizar, a la luz de la realidad social y política que nos circunda, el estado y la marcha de nuestra Organización (…)”. Y finalizaba planteando que “(…) Formulamos este llamamiento hoy para que nadie pueda alegar que no fue convocado a esta justa y necesaria iniciativa, y porque queremos evitar que mañana sea tarde para salvar a una de las organizaciones pioneras del Movimiento Obrero Argentino”.
Así fue que un 10 de diciembre de hace 45 años nació la Agrupación Nacional “Unidad y Solidaridad” de la Asociación Trabajadores del Estado (ANUSATE) con las firmas de Víctor De Gennaro (primer secretario general de la Agrupación), Andrés Pérez, Alberto Giúdice, Luis Vila, Oscar “Cacho” Mengarelli, “Colacho” Martínez, Manuel Sbarbati, Miguel Peirano, Néstor Peysee, Luis Daldini, Héctor Sanmartino, Walter Rodríguez, Eduardo De Gennaro, Hugo Contreras, Edgardo Cruz, Ángel Bardaro, Miguel Romero, Horacio Buccicardi, Germán Abdala y , el designado presidente de ANUSATE, Héctor Quagliaro, entre otros, en representación de las seccionales de Borghi, Rosario, Villa María, Ingeniero White, San Martín, Capital Federal, Corrientes y Concepción del Uruguay más algunos integrantes del Consejo Directivo Nacional.
Y fue precisamente Quagliaro, el inspirador de la agrupación, quién en un momento de la histórica fundación soltó aquello de que “estamos abriendo un cauce para que lo transiten miles de compañeros que aún no conocemos”.
Esta humilde nota está dirigida a aquellos valientes que en la noche más negra de la historia de nuestro país tuvieron el coraje de animarse y luchar por una utopía que sonaba muy lejana y a los miles y miles de hombres y mujeres que ellos no conocían y hoy son el presente de aquel viejo sueño.