La mitad de la gente ocupada –equivalente a unas 8 millones de personas– gana menos de $ 6.000 mensuales, de acuerdo a las cifras de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del primer trimestre de este año, difundida ayer por el INDEC, y proyectadas al total de la población urbana.
Un escalón más abajo, el 30% de esos ocupados -4,8 millón de personas- percibe menos de $ 4.000 mensuales. Y hay una franja del 10% que cobra menos de $ 2.000 por mes.
El total de ocupados urbanos suma 16 millones, incluyendo a los empleados en relación de dependencia, por cuenta propia, de profesionales o patrones, estén o no registrados en la Seguridad Social. En promedio, el ingreso medio es de $ 6.908.
Por otro lado, se calcula que hay poco más de un millón de desocupados, sin ingresos.
La mitad de los trabajadores de menores ingresos recibe una cuarta parte del ingreso total, mientras el 50% restante se queda con el 75%. Otro dato: la mitad de los varones ocupados gana menos de $ 7.000 en tanto la mitad de las mujeres percibe menos de $ 5.000. En parte, esto se debe a que las mujeres trabajan menos horas -33 horas semanales promedio frente a las 44 horas semanales de los varones- porque cargan con el trabajo adicional de sus hogares, en especial las que se desempeñan en el servicio doméstico por horas, con ingresos más bajos.
Estos ingresos tan bajos que percibe tanta gente se debe a varias razones. Entre otras a que el salario mínimo es muy bajo — $ 4.716 de sueldo bruto. También a que el 31,9% de los asalariados se desempeña en negro. Y que hay más de un millón de “subocupados demandantes”, así llamados porque trabajan pocas horas aunque quieren trabajar más o están buscando otro empleo adicional. Además hay una vasta franja de monotributistas -casi un millón- de bajos ingresos.
De aquí se infiere también otro dato clave: disponer de un sueldo o un ingreso no exime a la persona o la familia de vivir por debajo de la línea de pobreza.
Los más afectados son los trabajadores no calificados: la mitad gana menos de $3.500 mensuales. La mitad de los que se desempeñan en las áreas operativas ganan menos de $ 6.000.
Si se suma todo el ingreso de las familias –porque además del jefe de hogar trabajan otros integrantes -en el 30% de los hogares, donde viven unas 10 millones de personas- ingresan menos de $7.000 mensuales.
Esta cifra muestra que el poder de compra del grueso de los trabajadores ocupados sigue siendo bajo e insuficiente frente al costo de la canasta familiar que mediciones privadas ubican para una familia tipo (matrimonio con 2 hijos) en los $ 8.000.
En base a estas cifras se puede inferir que la pobreza está muy lejos del “menos del 5%” como dijo la Presidente Cristina Kirchner, y se aproxima más al 25-30% de las mediciones alternativas.
Por encima de los $ 15.000 mensuales está sólo el 30% de los hogares. Y un 10% de los hogares declara ingresos por encima de los 25.000 pesos.
El Estado reclutó más trabajadores
En un año, el empleo privado formal o “en blanco” aumentó el 1,6%. Pasó de 6.352.891 en el primer trimestre de 2014 a 6.456.357 en igual período de este año, de acuerdo a las cifras difundidas ayer por el INDEC.
Este incremento de los puestos de trabajo formales se verificaron en todas las actividades, con excepción de la industria que perdió unos 10.000 empleos, en especial en los rubros vinculados al sector automotor.
En tanto, el empleo en el sector publico nacional tuvo un alza del 8,9%: de 514.207 subió 560.132 empleos.
Aumentó el empleo entre el personal civil de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, Poder Legislativo, Universidades y empresas públicas.
Fuente: Ismael Bermúdez, diario Clarín