Por la conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores, el órgano de prensa de la Asociación de Trabajadores del Estado, El Trabajador del Estado, trae desde una de sus ediciones de 1936 un texto que habla de la importancia de la fecha que perpetúa en la memoria de los pueblos la lucha de la clase que hace crecer a la sociedad.
A continuación el texto.
Trayectoria del 1º de Mayo
La clase trabajadora ha ganado un lugar en el alma nacional. Lo ha ganado en épica batalla de medio siglo y se lo han reconocido sus más enconados enemigos: El 1º de
Mayo es celebrado universalmente en todos los países donde el capitalismo haya puesto pie. El hecho de celebrar nuestra epopeya en determinada fecha, no supone, como lo pretenden muchos camaradas excesivamente fervientes, una tendencia al misticismo a convertir el 1º de Mayo en un fecha más del almanaque, como si se tratara de Navidad o
Pascua. La cosa es sencillísima, la clase trabajadora no puede escapar a la tendencia humana de retener fechas en su memoria y reunirse para recordarlas en manifestaciones de alegría o airada protesta, según sea el caso.
¡Una fecha más en el almanaque! ¡Y por qué no! Grande ya es nuestro triunfo con haber consagrado una. Pero no dentro de la fórmula del santoral católico, que parece ser lo que muchos compañeros tienen en la mente cuando se espantan ante la idea de figurar en el almanaque. Es que el almanaque que señale las grandes etapas de la epopeya humana, está aún por confeccionarse. Es dentro de ese glorioso almanaque que ha de colocarse el 1º de Mayo como una de sus fechas más sobresaliente.
¡Cómo se origino la celebración del 1º de Mayo! Aunque existen algunas discrepancias, la acción que ha cobrado más fuerza en la mente de la clase trabajadora fue la de los mártires de Chicago. Fue indudablemente una gran atrocidad la cometida por la justicia burguesa, fraguando un proceso que llevó a la horca a varios dirigentes de los trabajadores, comprobándose después, en un nuevo proceso, que eran inocentes. Aunque produjo una violenta explosión de ira en la clase trabajadora del mundo entero, ligada por los vínculos que tendiera la Primera Internacional, aunque a la sazón dividida y en decadencia. Una cosa es realmente exacta que si el acontecimiento de Chicago no fue el originario de la celebración del 1º de Mayo fue el que le dio carácter y animación a los actos celebrados en este día a través de medio siglo.
Pero con el transcurrir del tiempo esta fecha se ha transformado en EL SIMBOLO DE
LOS TRABAJADORES, esto es, el día en que los trabajadores del mundo exponen sus agravios contra el sistema capitalista que los oprime, es el día en que se hace el sumario sed todos los acontecimiento del año relacionados con nuestro proceso de emancipación, es el día en que se reafirman nuestros propósitos de firmeza en la lucha por la constitución de un sistema social más justo y humano.
Peligroso hubiera sido limitar su celebración a un acto recordatorio del martirologio de un grupo de trabajadores. Ello correrá el riesgo de plasmar en un acto ceremonioso, que al repetirse año tras año hubiera cristalizado en un rito más, cuyo significado esencial terminaría por esfumare en la vaguedad de una leyenda. Ese peligro se ha evitado al transformar esta fecha en un día de afirmación de propósitos y de protesta por todos los atropellos del régimen capitalista contra los trabajadores.
Si la celebración del 1º de Mayo se ha iniciado con motivo de los mártires de Chicago, desde entonces para acá se han repetido crímenes monstruosos con la clase trabajadora que han empalidecido el originario. Por otra parte nuestro programa de reivindicaciones es año tras año objeto de revisiones, de clarificaciones, de refleccionamiento, cada año sabemos más lo que queremos, porque a medida que nos acercamos a la meta percibimos con mayor perfección los contornos del objetivo perseguido.
Cada 1º de Mayo es la iniciación de un año nuevo para la clase trabajadora que busca liberarse de los lazos que la subyugan. Algún año, no muy lejano, hemos de poder engalanar mástiles y balcones y celebrarlo como una fiesta.
Mientras tanto mantengamos nuestro propósito de afirmación para apresurar el día de transformar el 1º de Mayo en la fiesta del trabajo liberado del yugo que hoy lo esclaviza.