Hugo ‘Cachorro’ Godoy: 12 Años de Lucha y Transformación en ATE

Hugo “Cachorro” Godoy dialogó con “El Trabajador del Estado” a semanas de dejar la Secretaría General luego de dos mandatos.

En la entrevista, que saldrá publicada en la próxima edición del periódico de ATE, el dirigente hizo un recorrido por los años al frente del sindicato, y subrayó el crecimiento, las transformaciones y el legado de ideas y pensamiento que respaldaron una lucha colectiva incesante, sin respiro, en la disputa por un Estado más democrático y popular.

¿Qué balance hace en este final de mandato al frente de la Asociación Trabajadores del Estado?

En el 2011 asumí como Secretario General Adjunto acompañando a Julio Fuentes en la Secretaría General. Cuatro años después asumí el cargo de Secretario General, rol que seguí ocupando por un mandato más. Fueron 12 años muy intensos en la vida del país. En el 2011 comenzaba el segundo mandato del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y había muchas divisiones en el campo popular.

Fueron tiempos de debate sobre las estrategias que nos permitieran llegar al triunfo de las expectativas que se habían abierto a partir de la rebelión del 2001, era necesario además articular eso con estrategias de unidad a nivel latinoamericano y caribeño.

Acceder a la conducción nacional de un sindicato como ATE, aunque no era algo que me fuera completamente ajeno porque venía de ejercer la conducción de ATE en la Provincia de Buenos Aires –que es el CDP más grande del país-, me permitió manejar una responsabilidad muy grande en un tiempo de muchas expectativas y de una gran riqueza en el debate público.

¿Cuáles son las características que hacen de ATE un sindicato en crecimiento y con tanta representatividad?

Somos muy conscientes de que el destino de los trabajadores estatales está atado al destino del pueblo argentino y, por lo tanto, atado a la posibilidad de transformar al Estado para volverlo más democrático y popular.

Hay quienes ubican a ATE entre la corriente de gremios para la liberación, con un profundo sentido revolucionario, pero lo cierto es que tiene un profundo compromiso político que va más allá de lo estrictamente sectorial.

Desde ese punto de vista, estos 12 años han sido de una complejidad política muy grande. En el 2015 sufrimos una crisis importante en nuestra Agrupación ANUSATE, porque había quienes pensaban que había que plantear relaciones de dependencia con el gobierno de turno, otros que planteaban que había que ir a posiciones más duras en la oposición.

De hecho, de las cinco listas que hubo, tres estaban encabezadas por compañeras y compañeros que éramos parte de ANUSATE: La Verde, que me correspondió la responsabilidad de conducir; la Verde y Blanca; y la Naranja, más ligada a los sectores de la izquierda trotskista.

Ese debate se trasladó a todo el país y comencé mi mandato como Secretario General con nueve provincias que habían sido ganadas por sectores subordinados al gobierno kirchnerista y una provincia que quedó en manos de la izquierda.

Fue un tiempo de rediscutir la estrategia de ANUSATE y, de hecho, lo hicimos en medio de la confrontación plena con el gobierno del macrismo en el 2015.

Hubo tres consignas que nos planteamos en el 2015, que fueron: Primero el crecimiento en afiliaciones para llegar a los 500 mil afiliados – y ya hemos crecido mucho, ya que empezamos con 250 mil y hoy somos 342 mil-. Segundo el crecimiento en cantidad de Seccionales –teníamos alrededor de 160 Seccionales y ahora hay 188 en todo el país, de hecho el sector que más creció es el de los trabajadores organizados del ámbito municipal-. Y tercero la elección y formación de delegados y la reforma del Estatuto por uno sindicato más abierto, más democrático –cosa que hemos podido llevar adelante en este último período-.

¿Qué impacto tendrán esas transformaciones al sindicato en los tiempos que vienen?

Hoy se ha definido en las elecciones de ATE una nueva conducción encabezada por Rodolfo Aguiar y Mercedes Cabezas –quienes actualmente son Secretario Adjunto y Secretaria de Organización- pero será la primera conducción nacional que tiene una mujer como parte de la Secretaría General en sus 98 años de vida.

En esas elecciones que tuvimos en agosto se eligieron alrededor de 6.200 dirigentes entre miembros de comisiones directivas y congresales. La mitad de ese grupo son mujeres. Son compañeras y diversidades que hemos incorporado en la representación igualitaria en las comisiones directivas. Hemos hecho crecer además al secretariado para incorporar la Secretaría de Género y Diversidad, la Secretaría de Convenios Colectivos.

En las provincias también se incorporó la Secretaría de Salud Laboral. Además incorporamos a los Centros de Jubilados a las conducciones tanto nacional, como provinciales, de manera orgánica y permanente.

Otro aspecto fundamental de la reforma del Estatuto tiene que ver con los delegados. Cualquier trabajador o trabajadora que ingrese en el sindicato y se afilie tiene el derecho de elegir y ser elegido delegado. Y no puede haber un solo lugar de trabajo donde no se elija delegados a través del voto directo y secreto. Si no lo hace la Seccional, la obligación del convocar a la elección es del Consejo Directivo Provincial, y si el CDP no lo hace, la responsabilidad es del Consejo Directivo Nacional.

Es un derecho que tiene el trabajador afiliado no solamente a una herramienta organizacional de la estructura del sindicato, sino un derecho que como clase trabajadora tenemos de acrecentar la capacidad de organización en cada lugar de laburo, en cada territorio donde habita nuestro pueblo y se desarrollan los sueños de construir una Patria grande para todos y todas.

El nuevo Estatuto, que limita la cantidad de mandatos que las y los dirigentes pueden ejercer en continuidad, ¿busca democratizar la participación interna? Esa idea tratamos de que no fuera solamente una formulación en el Estatuto, sino que se trate de un mandato político.

De hecho, yo voy a dejar de ser Secretario General a pesar de que el nuevo Estatuto comienza a regir recién a partir de este período. Pero yo ya llevo 12 años en la Secretaría General, y me parece que ya era tiempo de abrir a esa participación, fundamentalmente como una señal muy fuerte hacia el conjunto de la estructura del sindicato.

Cuando uno tiene un cargo de responsabilidad, es una referencia y, por lo tanto, alienta conductas. En ese sentido para mí es muy importante alentar ese sentido de la construcción colectiva. Es la idea que planteaba Germán Abdala, la de crear un monstruo de mil cabezas. Construir ese monstruo de mil cabezas y una legalidad para cada trabajador que se organiza en cualquier metro cuadrado del territorio nacional es la garantía de que el espíritu revolucionario y transformador que alentamos desde ATE no se pueda coartar.

Después están los debates políticos, que son legítimos al interior de cualquier estructura. Lo que garantizamos en ATE es la autonomía del sindicato respecto de patrones, gobiernos y partidos políticos. Hay distintas corrientes de pensamiento político y es legítimo que así sea tanto en ATE, como en la CTA.

¿Qué ejes centrales primaron en estos 12 años en la conducción del sindicato?

Territorialidad, fuerza organizada, debate político alrededor de la construcción de un Estado democrático y popular. Y no sólo debate, sino también acción en la democracia y la participación interna.

Una de las discusiones que tenemos actualmente es la del territorio de la virtualidad, que debe ser disputado y requiere organización para que no signifique un aislamiento del trabajador y de la trabajadora, y que resulte en nuevas formas de integración y de construcción del colectivo.

Hay que abordar la construcción del colectivo de formas novedosas. Ya no alcanza solamente con la asamblea multitudinaria en el sector de laburo o la movilización en la disputa.

¿Va a extrañar esta casa?

Definitivamente se va a extrañar esta casa tan hermosa. La vida en un sindicato es muy distinta a la de una central sindical, porque estás en contacto permanente con los sectores de laburo. Si bien esta es una conducción nacional con una dinámica de trabajo distinta a la de una Seccional o a la de un Consejo Directivo Provincial, con responsabilidades superestructurales y macro, con definición de lineamientos, estrategias y acompañamiento, legalizando, alentando y promoviendo iniciativas, sigue siendo un espacio con mucha dinámica de actividad.

Pero la posibilidad de estar más enfocado en la Central, con toda la energía puesta allí, me va a permitir no solamente pensar en los trabajadores y las trabajadoras estatales, sino en el conjunto total de la clase trabajadora para construir herramientas e instrumentos que sirvan para transformar su realidad.

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