Martínez Dalmau: “El poder constituyente es emancipador”

Un recorrido por diarios conservadores del mundo da un panorama de cómo son observados. Clasificados como “cerebros grises” o asesores en la sombras de “atroces populismos” en América Latina. Atacados por cuestionar el rumbo neoliberal que ha tomado Europa. Así tratan a los integrantes del Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), una organización política ubicada geográficamente en España, no partidaria, que desde hace más de una década provee consultoría política, jurídica y económica a fuerzas y gobiernos progresistas en la región.

De paso por la Argentina, uno de los fundadores de esta organización, Rubén Martínez Dalmau, accedió a esta entrevista en la que dio su visión de la situación actual en el mundo, la vigencia de los procesos constituyentes en la región y su decepción por el rumbo que está tomando el Viejo Continente. “América Latina es la gran esperanza blanca, si aquí se falla, en el resto del mundo apaguemos la luz”.

Con el lanzamiento de la Constituyente Social en la Argentina el español Rubén Martínez Dalmau, asesor de las asambleas constituyentes de Bolivia, Ecuador y Venezuela, se interesó por este proceso, se reunió en varias oportunidades con referentes del espacio y entabló un diálogo permanente con el secretario de Relaciones Internacionales de la CTA, Adolfo Aguirre.

Es el responsable de investigación de la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS) (http://www.ceps.es), y ha hecho aportes destacados en los procesos constituyentes de Venezuela, Ecuador y Bolivia. A principios de agosto Martínez Dalmau visitó la nueva sede nacional de la CTA, y la oportunidad sirvió para dialogar en profundidad sobre el devenir de América Latina y su plataforma natural para promover procesos constituyentes emancipadores.

Una declaración de principios es diferenciar claramente lo que es una reforma constitucional tradicional, que emana o se impone desde el poder de turno, de la que surge de la presión popular. “Tenemos que entender que hablamos de cambios constitucionales, y no de reformas constitucionales, que son continuistas y allí ha jugado su papel el liberalismo conservador”. Agrega: “El cambio es transformador, por eso en América latina se dio un cambio radical porque fue sobre condiciones de desigualdad terribles”.

En esa vía de pensamiento marcó que el constitucionalismo latinoamericano “es un nuevo paradigma exitoso” ya que “el poder constituyente es intrínsecamente progresista, es emancipador, y siempre permitirá un avance para la población”.

A continuación reproducimos algunos de los ejes más salientes del reportaje a este especialista en Derecho Constitucional.

Nueva izquierda en América Latina:

“No es, en su sentido más amplio, rupturista, es continuista, plantea dentro de la reforma del Estado un Estado social. Es verdad que una parte de esa nueva izquierda se ha despegado y ha planteado elementos rupturistas democráticos, el retorno a la capacidad emancipadora del poder constituyente para beneficio de los diferentes países, ahí se desprenden países como Colombia (aunque el gobierno no lo sea) -porque todo el entramado que rodea a la Constituyente de 1991 era progresista-, Venezuela, Ecuador, Bolivia; luego hay otros países que incluimos en el concepto de nueva izquierda reformista como Nicaragua y el resto que no han emprendido la vía constituyente. Entonces hay una izquierda que utiliza el poder constituyente como emancipación y una izquierda más relegada, como el caso de Uruguay.”

Nueva izquierda constituyente:

“Son muchas las novedades que trae: primero, la erradicación del poder constituyente constituido, es decir, la capacidad de reforma de la Constitución por parte del Parlamento, éste ya no puede hacerla, sino que debe ser el pueblo quien lo haga; segundo, la profundización democrática, la incorporación de los referéndum aprobatorios para los tratados internacionales, o los revocatorios de mandato; tercero, el reinvento de constituciones económicas, en las neoliberales era un pequeño capítulo que impedía que hubiera cambios transformadores.”

El caso hondureño:

“El intento del ex presidente Manuel Zelaya es el de una nueva izquierda fallida, que fue objeto de un golpe de Estado que lo expulsa del país y coloca a Honduras en una dinámica de autoritarismo terrible que no lleva a ningún sitio porque el regreso de Zelaya al país ha pasado por la condición de que se logre llegar a un proceso constituyente real.”

La llegada de Ollanta Humala al gobierno en Perú:

“La batalla de la izquierda para ganar Perú ha durado mucho tiempo y ha tenido que vencer obstáculos terribles, el propio establishment peruano, los grupos pro sistema; Perú era una de las asignaturas que quedaba pendiente en el mapa geopolítico de América latina. Hoy en día la CAN (Comunidad Andina de Naciones) tiene una mayoría progresista con Bolivia, Perú y Ecuador. La victoria de la derecha peruana de Keiko Fujimori hubiese representado una derrota no sólo para la democracia peruana, sino una derrota de la región.

Ollanta no llegó solo a la presidencia, no existe una mayoría de izquierda en Perú, pero sí existe una mayoría que tiene claro que entre un movimiento que trae vientos izquierdistas y el fujimorismo, la opción era clara. La Constitución actual, de 1993, adolece de dos problemas: primero, es ilegítima porque fue redactada por el fujimorismo a través de un sistema fraudulento de asamblea constituyente; segundo, impide hacer cambios transformadores en el país, tiene un capítulo económico terrible, el Estado es subsidiario a la economía privada. Por eso Ollanta juró el 28 julio sobre la Constitución de 1979, la de Haya de la Torre, una de las más democráticas en América Latina.”

Argentina y lo que dejó el 2001:

“En 2001 estaban dadas las condiciones para plantear una Asamblea Constituyente, si no se produjo fue por falta de madurez de aquellos que propusieron cambios o porque no había un convencimiento del pueblo argentino de que un cambio constitucional era posible. Yo comparo mucho ese momento con lo que está pasando en Europa ahora, el caso español, en el que el movimiento social, los llamados “Indignados”, ignore el cambio constituyente es un fallo de los líderes que no son capaces de colocar sobre el tapete la idea y de las propias bases que son incapaces de entender que sólo un profundo cambio constitucional puede sentar las bases de un cambio más intenso”.

La gran esperanza:

“América Latina es la gran esperanza blanca, si aquí se falla, en el resto del mundo apaguemos la luz. El futuro no está en Europa. Yo creo que en Argentina, Brasil y Uruguay, en Centroamérica la Constituyente va a llegar. Argentina lo que tiene es mucho poder en los movimiento sociales, y esa fuerza es vital, lo que ustedes han hecho con la iniciativa de la Constituyente Social en la Argentina me deje maravillado con su presencia en todo el país y no sólo en Capital o provincia de Buenos Aires. Hay una voluntad en las organizaciones y en el pueblo que yo creo que necesariamente va a conducir hacia un proceso constituyente, no sé si en dos años, cinco u ocho, pero yo creo que va a llegar, porque todos los planteamientos por más democracia, más participación aportan a la construcción de un proceso constituyente y esa apuesta al poder constituyente permitirá avances históricos para las mayorías sociales.”

Pensamiento crítico y transformación social

El CEPS tiene una posición política clara y hasta atípica en Europa. Dicen: “Nuestro compromiso con la izquierda está presidido por nuestras aspiraciones por la democracia y el socialismo, como tensiones siempre abiertas hacia la emancipación social, para construir formas de convivencia en libertad e igualdad.”

Atacan al sistema capitalista porque ha demostrado “ser incapaz de asegurar una vida digna a la mayor parte de la población del planeta y hoy pone en riesgo la propia supervivencia del género humano”, y señalan como ejemplo “la desigual concentración de renta y riqueza” que es “crecientemente incompatible con los derechos históricamente adquiridos por las clases trabajadoras”.

El concepto de “ciudadanía universal” es central en este espacio, entendida como un derecho vinculado al lugar de residencia y trabajo, con plenos derechos sociales y políticos efectivos, como herramienta para la transformación social.

El CEPS y América Latina

La experiencia política del Centro de Estudios Políticos y Sociales se concentró en América Latina mediante consultoría política, jurídica y económica brindads a fuerzas y gobiernos progresistas en la región.

Han colaborado en políticas públicas (procesos constituyentes así como en materia legislativa, planes de desarrollo y gestión pública) en Venezuela, Ecuador, Bolivia, El Salvador y Paraguay. Organizado y co-organizado programas de formación académica, de cuadros políticos en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Guatemala y Cuba.

También asesoraron a fuerzas políticas de izquierdas en procesos electorales en Venezuela, Bolivia, Ecuador, El Salvador, Paraguay, Colombia y Perú. Han participado como observadores internacionales acreditados en procesos electorales de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Colombia, Brasil, Perú, El Salvador, México y Nicaragua.

Por eso señalan: “Este trabajo nos ha permitido acumular un capital político forjado en el aprendizaje tanto de los éxitos como de los errores en los procesos de transformación social democrática que han tenido lugar durante este tiempo en la región latinoamericana. Al mismo tiempo, esta experiencia nos ha enfrentado a la responsabilidad de aprender a gestionar y asumir las consecuencias de nuestros posicionamientos. Los ataques que hemos recibido de la prensa conservadora tanto fuera como dentro del Estado español son solo un ejemplo de ello”.

En ese sentido consideran que América Latina “se ha convertido en el laboratorio más interesante de transformación política y social generando esperanzas en los sectores populares de todo el mundo. Sin embargo creemos que el valor de las experiencias latinoamericanas no se reduce a la región sino que puede ser útil también para la generación de dinámicas de transformación social en Europa y en el Estado”.

Por eso ambicionan poder ser un puente entre las experiencias emancipatorias de América Latina y los intentos de construcción de políticas de izquierdas contrahegemónicas en Europa: “Esto requiere, en primer lugar, de una batalla cultural e intelectual frente al pensamiento dominante, sus categorías y sus mitos. Sólo a través de ese esfuerzo los grupos subalternos pueden hacerse sujeto político con capacidad de dirección y transformación de las condiciones de vida a favor de las mayorías sociales”.

Artículo publicado en el Periódico de la CTA N° 79, correspondiente al mes de agosto de 2011

* Equipo de Comunicación de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la CTA

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