En el año 2008 la zona centro de Salta tenia un 19,8 % de niños desnutridos de entre 1 a 6 años, un porcentaje más alto que las del interior de la provincia. Hoy existe el Programa NutriVida, a través del cual el Gobierno de Juan Manuel Urtubey se propone cubrir las necesidades básicas insatisfechas de 40 mil chicos, sin embargo al parecer esa ayuda alimentaría no alcanza, y no llega a todos los niños.
Aunque se logren mejoras en la infraestructura y atención de salud publica, y en los planes nutricionales, nuestros niños se siguen muriendo de hambre.
Una situación que se convirtió en moneda corriente, como otras tantas problemáticas en Salta, es la desnutrición infantil, que no sólo afecta especialmente a la zona norte de la provincia por ser una de las más necesitadas, sino que también sucede en la Capital. Esto se debe como resultado del desempleo, la deserción escolar, planes de educación, un aumento de la pobreza extrema, la falta de terrenos para una vivienda digna, la baja cobertura de saneamiento ambiental y las históricas falencias de las políticas de salud, entre varias y nos faltarían los dedos para seguir enumerando.
Los chicos que no están anotados en programas del Plan Alimentario Provincial, reciben la asignación universal por hijo, aunque se logren mejoras en la infraestructura y atención de salud publica, en los planes nutricionales, nuestros niños se siguen muriendo de hambre.
Antes existía un único Centro de Recuperación Nutricional (CRN) que estuvo funcionando durante más de 20 años en el hospital de niños “Niño Jesús de Praga” al lado del viejo hospital Señor del Milagro de Salta, que contaba con dos alerones del establecimiento dedicados a los niños con problemas nutricionales, de la ciudad y los que llegaban del interior. Al crearse el nuevo hospital del Milagro, cuyo principal funcionamiento es el de ser un hospital materno infantil, y que estaba en ese entonces a cargo del gerenciamiento del mismo por una empresa privada española “Santa Tecla”, produce que a finales del 2009 se trasladara todo el área de atención medica infantil del hospital de niños hacia el nuevo nosocomio, causando una división en el Sistema de salud y la desaparición del Centro de Recuperación Nutricional.
En comparación, el viejo hospital del Milagro es público y asiste a personas de escasos recursos, sin obras sociales, y atiende casos de gravedad, infecto contagiosas por ejemplo, mientras que el nuevo hospital tiene un trato de sociedad-Estado, trabaja con obras sociales, la situación es totalmente diferente.
Luego de haber trascurrido un año y siete meses del traslado, fueron tomando estado público varios casos de muertes de niños por desnutrición en toda Salta. Tiempo atrás se dio orden estricta por parte del gobierno provincial de implementarse nuevamente Centros de Recuperación Nutricional (CRN), en Capital, y en la zona norte, Orán y Tartagal,
Falta de personal
En un sector del nuevo hospital en la ciudad, el CRN, funciona desde el 9 de marzo del 2011, como no hay mucho espacio, es por eso que en el sector CIM 2 de Cuidados Intermedios del mismo hospital, se dispuso un lugar para la atención de niños con desnutrición que actualmente cuenta con cinco camas, cinco niños internados y tres en la lista de espera. Hay un compromiso del Estado que por esta situación se edificaría un lugar propio para el CRN, hasta entonces se trabaja en estas condiciones, si bien no son malas en cuanto a la cuestión edilicia del nuevo hospital, pero no es la que se requiere y no responde como una solución rápida al problema.
En el hospital de Tartagal, ya está destinada un área para el CRN, pero todavía se está condicionando esa parte para que se habilite muy pronto, esto se suma a la falta de recursos humanos del hospital, que se encuentra en la misma situación que todos los hospitales de la provincia de Salta, la falta de personal medico, de especialistas, como así también de lugares de capacitación, que permitan el desarrollo de un mejor desempeño para detectar y tratar casos de desnutrición. Debería haber más especialistas en nutrición pediátrica.
En Orán, el hospital San Vicente de Paúl se encuentra en conflicto, toda la comunidad comparte el reclamo de los trabajadores de la salud porque son testigos del estado de crisis permanente que se vive en ese nosocomio por la falta de profesionales médicos, especialistas en traumatología, anestesistas, electrocardiógrafos, ginecólogos entre otros, y por lo tanto esta situación dificulta la instalación de un CRN y la adecuada atención medica que se necesita.
Al respecto la doctora Gladis Pernas, médica nutricionista del Nuevo Hospital El Milagro y Materno Infantil comentó que “el viernes 11 de marzo de este año entregó al Ministro de Finanzas y Obras Públicas de la Provincia Carlos Parodi, el presupuesto que se requiere, el proyecto y todo lo que cubriría a esta nueva unidad, sólo falta el decreto, el instrumento legal para la apertura de este Centro, por que se trata de una estructura hospitalaria importante” destacó.
Es lógico que si hoy en día aparecen casos de desnutrición, la indignación de la sociedad salteña más la impotencia que también generan los medios de comunicación al publicar en primera plana esta desesperante situación, la culpa recae directamente al gobierno de turno. Y no hay que esperar a que sigan con el protocolo gubernamental de inauguración del nuevo CRN, que seguro planeaban hacerlo ya que estamos transitando en periodo electoral, una vergüenza, todavía sin documento legal, sí o sí tenia que habilitarse de manera urgente un sector en el hospital para que funcione el Centro de Recuperación Nutricional.
Cuando se trasladó el hospital de Niños al nuevo Materno Infantil, no se jerarquizó la importancia de los médicos que hacen nutrición por eso desapareció el CRN, sin embargo mientras este no estaba, a raíz de un compromiso social que tomaron parte los trabajadores de la salud, surgió una Unidad de Soporte Nutricional con un sector de recuperación del nuevo hospital del Milagro, coordinado por la doctora Gladis Pernas, que cuenta con dos médicos, dos nutricionistas, seis enfermeras por que hay que cubrir todos los turnos, agentes sanitarios, médica antropóloga asesora, es un equipo interdisciplinario que trabaja colaborando en la recuperación psicológica y física de los niños internados por cualquier patología nutricional, y sobre todo cuenta con la voluntad de mejorar la calidad de vida de estos niños.
Un niño igual a un número
Un problema con gran incidencia sobre la desnutrición y otras enfermedades infantiles es la falta de servicios sanitarios básicos. Según el Censo Nacional de junio de 2010 se estimó que entre el 35 y el 40 por ciento de los habitantes tienen sus necesidades básicas insatisfechas (NBI) y la tasa de mortalidad infantil es del 20 por mil. Más del 50% de la población del norte de la provincia (Anta, Orán, Rivadavia, Iruya, Santa Victoria) tiene las necesidades básicas insatisfechas según el Censo Nacional del 2001, en una Encuesta Social algunos barrios de la zona norte de la ciudad de Salta sólo el 75% no tienen cloacas, un 39% no tiene agua corriente, 84 % no recibe ninguna asistencia del gobierno, la tasa de desempleo es mayor de 10% en la provincia, y con estos datos cada vez nos vamos alarmando más.
Haciendo referencia sobre el tema, el Secretario de Salud Pública, Alejandro Gravanago, indicó que el índice de desnutrición descendió en los últimos tres años del 14 por 1000 al 12,6 por 1000, debido a la inversión efectuada por el gobierno en materia de salud pública donde la planta de personal creció un 20%. Quizás en este aspecto los agentes de salud designados fueron distribuidos por los centros de salud locales, pero dejaron de lado las zonas desfavorables razón por la cual escasea el personal medico profesional. Sin embargo tomando los datos estadísticos del Ministerio de Salud Pública en el año 2008 la zona centro de Salta tenia un 19,8 % de niños desnutridos de entre 1 a 6 años, un porcentaje más alto que las del interior, así que es un poco pronto y arriesgado decir que la desnutrición descendió sin tener datos concretos y una fuente confiable.
“No hay que dejarse engañar con las estadísticas y hasta con los diagnósticos”, así se refería Ramiro Daniel Escotorin de la CTA Salta en un canal de TV local, y comentaba también que “ cuando leía la noticia de que decía: murió en Salta un niño por deshidratación, en realidad son artilugios semánticos para evitar decir que el niño realmente se murió por desnutrición, por que los cuadros de deshidratación están íntimamente relacionados con la mala nutrición, una prueba evidente del Estado ausente”.
¿Cuestión cultural?
Frente a la crisis alimentaría registrada en Salta, el Gobernador de la Provincia, Juan Manuel Urtubey, reconoció en un momento que “la desnutrición infantil es un drama latente”, y lo atribuyó a una “cuestión cultural” propia de los aborígenes, que se niegan a ser atendidos en hospitales y centros asistenciales.
Desde fines de enero de 2011 la desnutrición infantil llevó a la muerte ya a cinco chicos aborígenes, y está afectando a la población del norte provincial en su conjunto, no solamente a las etnias indígenas, por lo que no se lo puede calificar como un problema cultural, al respecto el gobernador tenia que estar más informado antes de abordar el tema.
Los niños fallecidos tenían un denominador común: pertenecían a familias aborígenes, en Salta tenemos más de siete etnias: la Guaraníes, Chane, Chulupí, Wichi, Chorote, Toba, Pilaya (entre el departamento de Tartagal, Orán, Rivadavia) comunidades casi olvidadas, inmersas en la pobreza, el aislamiento y el desempleo, lo cual hace que los niños estén en riesgo nutricional.
La desnutrición es el resultado final del subdesarrollo, que se combate con un abordaje integral, que es lo que se necesita, trabajar con educación nutricional para niños y padres, lactancia, estimulación temprana, capacitación laboral, centros de asistencia sanitaria personalizada y permanente, programas de educación bilingüe, un establecimiento educativo, viviendas dignas, documentación y legalización familiar, servicios básicos de agua corriente, luz, cloacas etc.
Hasta el momento el gobierno tiene muchos proyectos de inclusión de los pueblos originarios, sólo faltan gestiones rápidas y políticas concretas para poder revertir esta situación, hay una urgencia de proveer todas las herramientas necesarias para mantener la integridad de todas las comunidades y para poder combatir desde raíz la desnutrición.
Las comunidades vivían de la caza y de la pesca, de lo que les daba la madre naturaleza, pocas han encontrado mínimas formas de subsistencia, como las artesanías, pero ante el cercamiento de la civilización les cuesta encontrar alimentos, están aislados y sin trabajo para mantenerse.
Finalmente el aumento de desmontes de las dos últimas décadas, apañados por los gobiernos provinciales, los dejó sin hábitat, ahora siguen siendo victimas de otras enfermedades, como el del cólera, por el agua sucia y también por desnutrición.
Sus enfermedades se deben a la pérdida de su territorio –y con él, sus modos de vida–; a la falta de saneamiento ambiental, agua potable y letrinas; a la ausencia de proyectos educativos y laborales. En ese sentido, el gobernador Urtubey tiene razón: es un problema cultural. De la cultura de los gobernantes, que siempre los excluyeron de sus planes.
Nosotros que pertenecemos a diferentes organizaciones desde la CTA realizamos un trabajo en la reivindicación de los derechos del trabajador, por la salud, trabajo, educación, por un hogar digno, para el bienestar de la sociedad, por eso es necesario producir un cambio de raíz en las políticas públicas y sociales, así como avanzar en su coordinación con el sector privado. La solución integral del problema exige, además, abordar las fuertes desigualdades regionales y la distribución inequitativa del ingreso en la sociedad salteña, desigualdad de oportunidades que ocasiona en circunstancias extremas la desnutrición como principal flagelo, es un tema que nunca llegamos a tocar en profundidad, pero si sabemos que con la colaboración de todos, exigimos asumir la responsabilidad y compromiso como deber del gobierno en satisfacer nuestras necesidades, recuperaríamos la dignidad, por que unidos se puede.
La ignorancia mata
— Esto sucedió a principios de febrero 2011, desde la calle San Miguel, en la misión SachaperaI (una comunidad wichí donde conviven varias etnias), se escucha el desgarrador llanto de Gabriela Villa, una joven toba de 26 años, madre de Santiago. Entonces toma la palabra Adriana Villa, la tía del bebé: “Mi sobrino era gordito . Había comenzado a perder peso y la semana pasada tuvo diarrea. Mi hermana lo llevó al hospital. Le dieron suero y no lo internaron ”. El martes, a la hora de la siesta, a Santiago lo llevaron al hospital junto a su prima Victoria, de 1 año y 11 meses. “Ella está desnutrida y había comenzado con diarreas y vómitos. La hidrataron con suero y la despacharon a la casa”, cuenta Adriana. “En tres horas se me murió mi hijo”, afirma el chulupí Marcos Torres, papá de Santiago.
Bastó que el vecino Benito Vaca martillara el primer clavo en la tapa del féretro para que Gabriela rompa en llanto para despedir a su hijo. Antes de que el cortejo parta hacia el cementerio de la misión del Kilómetro 6 debieron llevarla al hospital para un control de la presión arterial. Ya en el monte, donde las cruces emergen en medio de una pequeña selva verde, Marcos confía: “Santiago iba a cumplir 1 año, se lo íbamos a festejar con un chocolate, y le tenía que comprar un triciclo. Eso le queríamos regalar. Desde hace varios meses venía juntando los 300 pesos que me pedían”.
Las estadísticas se basan en tres indicadores: peso para la edad, que mide la desnutrición global; talla para la edad, que refleja la desnutrición crónica, debido a que la baja estatura es producto de una carencia prolongada de nutrientes; y peso para la talla, que mide la desnutrición aguda.
Inicialmente, debido a la mala alimentación, los chicos sufren pérdida de peso y quedan expuestos a un riesgo muy alto de enfermedades infecciosas -por ejemplo, la diarrea-, que a su vez agravan el cuadro de desnutrición. Más tardíamente se manifiestan un déficit en la talla y un retardo definitivo en el desarrollo intelectual.
En este caso del fallecimiento del niño aborigen se debe a la ignorancia de los padres por que el niño solía parecerles “gordo” a causa de la acumulación anormal de líquido que puede hinchar el abdomen, tenia el el kwashiorkor es un tipo de desnutrición (una palabra que se origina en un lenguaje nativo de Ghana) es causada por un déficit proteico y se presenta generalmente en el lactante mayor o en el preescolar. Se caracteriza por la retención de líquido o edema, alteraciones en la piel, cambios en el color del cabello, pérdida de apetito, apatía y, comúnmente, anemia y diarrea.
Su muerte pudo haberse evitado con los correspondientes controles médicos, si se trabajaría más en la orientación de los padres sobre salud nutricional, el aporte para su crecimiento y desarrollo.
Artículo publicado en el Periódico de la CTA Nº 74, correspondiente al mes de marzo de 2011