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Asociación Trabajadores del Estado

Julio López: El hombre que desapareció dos veces

"En el cielo nos vemos. La historia de Jorge Julio López” es un libro escrito por el periodista Miguel Graziano, a quien entrevistamos. Cuenta quién es Jorge Julio López, cómo rompió el silencio y cómo reconstruyó su memoria con dibujos y escritos. "Los argentinos tienen que saber", repitió en la justicia hasta que lo desaparecieron completamente.

“En el cielo nos vemos. La historia de Jorge Julio López” es un libro escrito por el periodista Miguel Graziano, a quien entrevistamos. Cuenta quién es Jorge Julio López, cómo rompió el silencio y cómo reconstruyó su memoria con dibujos y escritos. “Los argentinos tienen que saber”, repitió en la justicia hasta que lo desaparecieron completamente.

 Jorge Julio López no es una bandera política ni un misterio policial.

Es, antes que nada, un hombre que sufrió la persecución de la última dictadura militar. Alguien que después, en el retorno de la democracia, calló a la fuerza. Y que, cuando rompió el silencio y habló en el juicio contra Miguel Etchecolatz, sufrió un nuevo castigo.

Hace siete años, López desapareció completamente.

Así lo retrató el periodista Miguel Graziano en el libro “En el cielo nos vemos. La historia de Jorge Julio López”, una biografía que se propone conocer el hombre que fue antes de desaparecer dos veces.

La historia empezó a escribirse en la redaccion del diario Diagonales. “Empecé a cubrir las movilizaciones que hubo en La Plata por López. Creí que había una necesidad de contar su historia: que el mundo conociera quién había sido, cómo fue su infancia, de qué forma llegó a militar en las bases peronistas y luego en el socialismo, por qué había elegido ser albañil”, dijo el autor.

Luego se acercó a los familiares. Con Rubén, el hijo de Julio López, tuvo un encuentro fortuito: se encontraron en un colectivo. Allí, Graziano le hizo una promesa: “voy a escribir un libro sobre tu papá”, le dijo.

La familia no fue fácil. Pero Rubén le abrió la puerta y se encontró con otros parientes. “Rubén fue muy generoso, le hice entrevistas duras, y él me miraba con los ojos llenos de lágrimas. Me hizo conocer a los demás. Como el sobrino Hugo, que se negó a ser entrevistado, pero como me lo encontré varias veces, fue como una entrevista hecha a pedazos, con preguntas hechas al paso, sin formalizar nada”, explicó Graziano.

Ocurrió de igual modo con Margarita, su hermana, y con Irene, su mujer. Ellas le contaron que Jorge Julio escribía y dibujaba en unos cuadernos, en los que expresó emociones contenidas.

La frase que más escribió en sus cuadernos fue: “Los argentinos tienen que saber”. Graziano dijo que López, que nació en el pueblo bonaerense de General Villegas, sólo había completado sexto grado. “Pero un hombre no es sólo la educación que recibió. Él tenía una gran necesidad de contar y vio su oportunidad en los Juicios por la Verdad. Y cuando empezó, no paró. Lo tuvieron que silenciar a la fuerza”.

El libro no es sólo una biografía. Es algo más: narra lo que pasó después de aquel 18 de septiembre después de la segunda desaparición forzada. Para el autor, López encarnó la consigna de “Memoria, Verdad y Justicia” soportando en su vida dos silencios. Así lo explicó: “Por un lado, un silencio impuesto por la familia: con la que acordó no hablar lo que vio y lo que vivió durante los centros clandestinos. Y por otro, el silencio social que nació en frases como ’algo habrá hecho’ y después en las leyes de obediencia y el indulto a los dictadores. López fue silenciado a la fuerza”.

López fue detenido ilegalmente y llevado a distintos centros clandestinos de tortura durante la última dictadura militar. Fue secuestrado el 21 de octubre de 1976 hasta el 25 de junio de 1979. Mientras Jorge Julio López se encontraba desaparecido, Miguel Etchecolatz era Director de Investigaciones de la Provincia de Buenos Aires y encargado de uno de los centros de detención clandestinos y mano derecha del ex general Ramón Camps.

Casi treinta años después, el albañil declaró en el juicio contra Etchecolatz y luego fue desaparecido. Fue el 18 septiembre de 2006. En el juicio, no sólo se había comprometido como testigo, sino también como querellante. La causa de la desaparición de López es compleja. Graziano lo explica del siguiente modo: “La denuncia estuvo radicada en la justicia penal y en la justicia federal. Hubo conflicto de intereses por determinar a qué fuero le correspondía. Pasaron muchas manos e intervinieron todas las fuerzas de seguridad: cada una siguió sus propias pistas e hipótesis. La Policía Aeroportuaria, a mi entender, fue la única que consiguió pistas concretas. Se siguieron muchas pistas verosímiles pero que después se descubrieron que fueron falsas. Hoy, sigue habiendo una gran incertidumbre sobre su paradero”.

En el libro, Graziano muestra todas las hipótesis. Y elige tomar posición por una: la que entiende que López desapareció por declarar en el juicio a Etchecolatz contra miembros de fuerzas de seguridad retirados y en actividad.

Decir Julio López es pensar a los desaparecidos en democracia. A los Luciano Arruga, Daniel Solano y tantos otros que siguen sin aparecer, víctimas de las fuerzas de seguridad, de la política, de los empresarios. “El gobierno reconoció la democratización de las fuerzas de seguridad, pero no alcanza. Todo el tiempo conocemos casos de abusos: crímenes, desapariciones. En La Plata, recientemente, se denunciaron casos de pibes de entre 11 y 17 años que fueron asesinados por la policía. El caso de López genera un interrogante y una necesidad urgente por resolver otras historias que pudieron haberse evitado y que ponen en jaque nuestra democracia”, reflexionó Graziano.

El autor cierra con un epílogo contundente: “La desaparición forzada de Jorge Julio López podría haberse evitado. El Estado no pensó en la protección de los testigos a la hora de armar los juicios, ni investigó si el aparato represivo estaba desactivado, ni armó una red de prevención con vigilancia sobre los represores. Faltaron fondos y voluntad política”.

Fuente: www.lavaca.orgwww.apn.org.ar